La libertad
Quién nos dio el permiso de mandar sobre los sentimientos del otro
Quién nos convenció de interpretar las emociones del otro creyendo que tenemos razón
Quién se olvidó de enseñarnos a preguntar al otro el significado de su llanto, de su rabia o de su sonrisa
Quién nos regaló el arma peligrosa de imponer en el corazón del otro lo que oprime el corazón nuestro\
Mi maestro me enseñó que no puedo saber si el color azul que veo es el mismo color azul que ven los otros
Entonces es así como el odio que siento no es el mismo odio que sienten otros
Quién nos educó la mente para limitar la esfera emocional del otro, como si el otro solo pudiera comportarse dentro del ámbito emocional de lo nuestro
Quién nos dijo que los sentimientos tienen edad, que no se puede sentir profunda frustración si eres niño o inmensa pasión y alegría si eres viejo
Las emociones no pueden confundirse con el conocimiento
No existe sabiduría científica que salve a un corazón de la opresión. Solo existe el corazón mismo\
La libertad es el poder magnífico de escuchar al corazón propio, de protegerlo de las interpretaciones equivocadas de afuera
Y cuando eres libre, dejas al otro que escuche su propio corazón
Le preguntas si quieres aprender, lo abrazas si lo ves triste, te da alegría si lo ves sonreír, pero nunca le cuestionas el valor de su sentir
Porque tan relevante es la lágrima que se derrama como la sonrisa que se expone. Son ambos llamados de ese corazón fuente de vida\
Si hemos de enseñar algo, será tal vez el valor de escuchar al corazón propio
¡Que sean muy libres!