protestar como derecho o como mecanismo
Todos tenemos derechos. Los que quieren protestar tienen derecho a protestar, quienes consideran las protestas sociales masivas como un mecanismo de manipulación tienen derecho a pensarlo de esa forma, a quedarse en su casa o en su trabajo sin levantar la voz. Pero la simple posesión del derecho a protestar o a callar es la expresión más propia que haya leído del romanticismo. Lastimosamente, el simple uso de ese derecho hasta el momento no provee calorías para los cuerpos. No obstante, la falta de cambio después del uso de tal derecho sí obstaculiza el acceso a lo biológicamente básico.
El presidente de Colombia sale a hablar dichoso y orgulloso de su gobierno por ser un gobierno que escucha. Señor presidente, la gente no necesita un gobierno que escuche más de lo que necesita un gobierno que actúe. Discursos y estrategias son el producto que se comercializa en la política. Nunca olvidaré a Pacho Santos decir en las elecciones presidenciales de Colombia 2018 que el discurso de su partido político tenía que cambiar porque los jóvenes hoy en día pensaban diferente. Y así estamos, de discurso en discurso, de idea en idea, mientras la gente que no comercializa discurso político se muere.
21 de noviembre es el día de la marcha nacional en Colombia después de todos los acontecimientos en Chile. Señor presidente, muchas gracias por su invitación a marchar pacíficamente, pero no es ese el foco que necesitamos. La sociedad colombiana no está buscando el reconocimiento de ser una sociedad que se expresa. Esto es un mecanismo que se usa para conseguir un fin: un cambio. Más allá de invitarnos a marchar pacíficamente, no desvíe la atención de lo fundamental. Más bien, ¿por qué ud no acepta la invitación a detener la ineptitud del actual gobierno colombiano y se detiene un momento a ejecutar, no proponer, ejecutar los cambios que se necesitan? No nos diga por medio de sus interlocuciones lo que debemos hacer, que si hay alguien acá que debe seguir órdenes, es usted.
Entiendo que le preocupe la pacificidad de la protesta, porque finalmente el que queda mal ante el mundo es usted directamente. Nadie va a señalarnos por expresarnos, en cambio a usted sí por no escuchar a la sociedad. Pero a nosotros no nos interesa su integridad y bienestar personal más de lo que nos interesa el bienestar de millones de colombianos. Que si usted se perjudica moralmente, qué pena, pero no podemos poner su integridad moral por encima de los intereses sociales. Que la marcha sea pacífica por el bien de cada colombiano y de nuestro patrimonio, no por beneficio suyo. Muy desafortunadamente la realidad es distinta. Cada acción genera una reacción, y habrá perjuicios, bajos y altos, ojalá mucho más bajos que altos. Bájese de la nube del discurso, y póngase de pie en la realidad social de Colombia con foco en lo fundamental: actuar.
Que todos los que quieran alzar la voz de protesta lo hagan y que aquellos que consideren eso como un mecanismo negativo tengan también el derecho de callar, pero que el gobierno entienda que este suceso no es solo una experiencia más que queremos grabar en la historia social del país por ser llevada a cabo pacíficamente.